domingo, 26 de agosto de 2012

TODO SE DESMORONA (Chinua Achebe)




TODO SE DESMORONA (Chinua Achebe)

Todo se desmorona


He de confesar que nunca había tenido en mis manos un libro de este autor, así como tampoco me había dado la oportunidad de adentrarme en el continente negro y sus historias, y he de decir que este primer acercamiento fue maravilloso, sobretodo al encontrar gran similitud entre el pensamiento existente entre las tribus africanas y nuestros antepasados indoamericanos.

En que momento el hombre moderno se creyó el cuento de ser la máxima expresión de la naturaleza, y que por lo tanto podía abusar de ella sin siquiera detenerse a reflexionar  en su cuidado y protección. Por qué siempre que usufructuamos algo que nos es dado en abundancia, o algo que disfrutamos sin mayor inversión, nos creemos con patente de corso para abusar de dicho recurso, y olvidamos que los mismos son para el disfrute de la humanidad presente y la venidera?

En que momento el egoismo hacia el planeta se apoderó de nuestros cuerpos y mentes, y nos tiene hoy, en una carrera contra el tiempo para recuperar lo irrecupereble y tratar de extenderle la vida a los pocos reursos que dejamos.

Chinua Achebe nos remonta al interior de las tribus africanas, relatando con sencillez, pero sin sacrificar nada de belleza ni contundencia, el día a día de sus clanes, sus ceremonias, sus costumbres, rituales y dioses, en los que salta al primer plano el respeto por sus creencias, y el agradecimiento hacia la naturaleza como proveedora de absolutamente todo lo que les rodea.  

Con la llegada del hombre blanco, cargado de costumbres, enfermedades, sed de riqueza y sobretodo, dotado de esa superioridad por nadie otorgada, la colisión es grande, cómo no podía ser otro el resultado de intentar a la fuerza, desterrar cultos y costumbres de un tajo; y es ahí en donde se encuentra la magia del relato, en esa lucha entre unas tribus totalmente entregadas a la lógica que les brindaba su vida diaria, contra el afán de dominio, poder y subyugación que traían sus colonizadores.

Es tan exquisito el relato que nos lleva a vivenciar el interior más íntimo de ese África tan desconocido e inexpugnable que nos han ensenado y que sin duda es tan cercano como nuesras raíces mismas. 


jueves, 16 de agosto de 2012

me gusta leer



Me gusta leer, y me gusta tocar guitarra, aunque por una época tuve estas dos aficiones ocultas, por no decir que desterradas de mi vida, pero por una buena razón, el nacimiento y los primeros años de mis hijos.

 Y es que el cambio de prioridades del que le hablan a uno los amigos y familiares “Papás”,  no se vive, hasta que se vive. Y entre más lo vivo más lo siento.

Pero como en la vida “los hijos son prestados”, y además, estos empiezan a crecer creando esos pequeños espacios en los que sus personalidades se van delineando, convirtiéndose en esos seres cada vez menos dependientes, más libres, más ellos; hasta el día en que literalmente les oleremos a feo y preferirán, como nosotros lo hicimos, a sus amistades, con las cuales hablan el mismo idioma y del cual nosotros a duras penas entendemos fragmentos, por más puentes que hayamos tendido con ellos durante su infancia. 

Duele, si, pero como reconforta, como enorgullece ver a los hijos desarrollarse y desenvolverse día a día en este mundo que para bien o para mal, les hemos heredado, y que es de ellos más que de nosotros.

Y es ahí, en esos espacios que cada vez se vuelven más grandes, cuando uno vuelve a reencontrarse con ese que era, con ese ser individual y hasta egoísta, al que le gusta leer y tocar guitarra, y otras cosas más, pero sobretodo esas.

Por eso es que volví a leer, volví a perder mi cabeza entre páginas, volví a recrear en mi cabeza imágenes como sólo yo puedo hacerlo, gracias a los libros y por supuesto a sus autores, a quienes admiro profundamente y por eso es que quiero plasmar las sensaciones que percibo en las letras, para acercar a la gente al maravilloso mundo de los libros.