viernes, 22 de noviembre de 2013

El hipnotista (Lars Kepler)



Interesante forma de adentrarse en la sociedad sueca, esa que por décadas se nos ha pintado como utópica e idílica, esa en la que no pasa nada, esa en la que la creíamos que la mordedura de un perro era la principal noticia del día.

Leyendo atentamente cada capítulo de éste libro, he de decir que el mal es connatural con la esencia humana, que no por tener una economía boyante o unos servicios que funcionan como un relojito, nos salvamos de los vejámenes y abusos de que es capaz el ser humano. No salgo del asombro ante tanta arbitrariedad, ante tanta violencia contra la mujer y contra la infancia; definitivamente es muy triste constatar que ni en las sociedades más desarrolladas, estos seres están protegidos de los atentados en contra de su dignidad, cuerpo y mente. Me apena constatar que en ningún lugar del mundo mujeres y niños están a salvo.

Y ni que hablar de la enfermedad mundial de la burocracia y la carencia de sentido común de tantas personas, quienes por encima de los derechos de los otros, ponen su dichoso formato, su dichosa constancia o su dichosa acta. Aquellos que aún con la verdad al frente, se atreven a desconocerla porque no viene con el lleno de los requisitos exigidos, y que convierten los mismos en barreras infranqueables, puestas con el único fin de desgastar al ciudadano hasta hacerlo desistir, por cansancio, de su reclamación  justa.

El libro es entretenido, ágil y tiene un buen ritmo, con excepción del largo capítulo en que se devuelve una década y que a mi modo de ver le quita la cadencia con que se venía desarrollando, el final un poco "Hollywoodense", pero que no alcanza a empañar la buena trama que presenta.

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