viernes, 22 de noviembre de 2013



Primero estaba el mar (Tomás González)



Que éste es un país de contrastes, sí. Que en éste país hay cinco o más naciones compartiendo territorio, también. En fin, todo para decir que las condiciones y circunstancias que se encierran en nuestras fronteras son tan variadas y disímiles que, a mi modo de ver, somos afortunados al poder interactuar, congeniar, trabajar, estudiar y vivir en ese panorama diverso de costumbres, genios, comidas, etc.

Es eso, pero de un modo trágico, y no por ello menos bello, que el autor nos retrata a través de la aventura de una pareja “paisa”, todos los pormenores de la odisea en la que se embarcan por alcanzar un sueño de vida, sin tener en cuenta que nuestras fronteras internas encierran mundos tan distintos y contienen más cambios que los mismos hitos internacionales.


Millenium (Stieg Larsson)




No salgo del asombro al comprobar cómo, no sólo en Latinoamérica, África y Oriente Medio, la violencia se ensaña contra las mujeres, es doloroso hacer frente a los elevados índices de abusos de género y más aún a la impunidad que campea en ese terreno.

Obra difícil de soltar, inquietante, misteriosa, llena de giros, y poseedora de una meticulosa prosa, que a través de una ingeniosa investigación, va dejando al descubierto las pistas para resolverlo.  

El análisis de cada uno de los personajes es tan impresionante y profundo, que uno termina introduciéndose en sus cabezas, de tal forma que las decisiones tomadas por unos y otros se aprecian como naturales y comprensibles. La obra es un rompecabezas en donde todo encaja, en donde toda conversación o situación tiene su razón de ser en la trama.

La historia continua y el universo Salander se torna cada vez más real, en los tomos 2 y 3 de Millenium (que para mí son sólo uno), la credibilidad de los personajes así como sus historias no decae, la crueldad y la injusticia del mundo en el que gira la novela asombra más y más; y del mismo modo, el oasis de justicia parece perdido.

Gran enseñanza deja la lucha por la verdad y por el restablecimiento de los derechos de la población vulnerable, ya que esa batalla continua y debe continuar incansablemente, dando ejemplo de perseverancia en la protección de lo que se tiene, en el no dejarse pisotear por nada ni por nadie y en el valor del amor y la amistad.

La sensación de vacío que queda al terminar la historia, es creada por la veracidad de los personajes, en especial Lisbeth, a quien uno empieza a extrañar, no más terminada la última página de la obra. Que falta le va a hacer al universo literario la temprana partida de Larsson, sus personajes, sus historias y sus puntos de vista críticos, directos y contundentes.
El hipnotista (Lars Kepler)



Interesante forma de adentrarse en la sociedad sueca, esa que por décadas se nos ha pintado como utópica e idílica, esa en la que no pasa nada, esa en la que la creíamos que la mordedura de un perro era la principal noticia del día.

Leyendo atentamente cada capítulo de éste libro, he de decir que el mal es connatural con la esencia humana, que no por tener una economía boyante o unos servicios que funcionan como un relojito, nos salvamos de los vejámenes y abusos de que es capaz el ser humano. No salgo del asombro ante tanta arbitrariedad, ante tanta violencia contra la mujer y contra la infancia; definitivamente es muy triste constatar que ni en las sociedades más desarrolladas, estos seres están protegidos de los atentados en contra de su dignidad, cuerpo y mente. Me apena constatar que en ningún lugar del mundo mujeres y niños están a salvo.

Y ni que hablar de la enfermedad mundial de la burocracia y la carencia de sentido común de tantas personas, quienes por encima de los derechos de los otros, ponen su dichoso formato, su dichosa constancia o su dichosa acta. Aquellos que aún con la verdad al frente, se atreven a desconocerla porque no viene con el lleno de los requisitos exigidos, y que convierten los mismos en barreras infranqueables, puestas con el único fin de desgastar al ciudadano hasta hacerlo desistir, por cansancio, de su reclamación  justa.

El libro es entretenido, ágil y tiene un buen ritmo, con excepción del largo capítulo en que se devuelve una década y que a mi modo de ver le quita la cadencia con que se venía desarrollando, el final un poco "Hollywoodense", pero que no alcanza a empañar la buena trama que presenta.