martes, 18 de septiembre de 2012

El viejo y el mar.


El viejo y el mar (Ernest Heminway)
Comprendí el por qué, éste texto es lectura casi obligatoria en nuestros años adolescentes, comprendí que no hay mejor manera de adentrarse en la magia de las letras, en el mundo que se nos va descubriendo frase a frase, página a página, que con este estilo puro y sencillo a la vez, que nos recrea Hemingway.
 El universo literario, como el universo mismo, es infinito, es inagotable, y en esta obra se crea de una escena tan sencilla como lo es relatar una jornada de pesca de un viejo lobo de mar, una épica batalla entre el hombre y la naturaleza, entre la dignidad humana y las penurias que la aquejan, entre el vigor interno que nos mantiene jóvenes y el inexorable paso de los años, que nos va empujando hacia el anunciado y sabido fin.
 La odisea que se nos recrea es triste y vital a la vez, es paciente y osada, es como la vida misma, llena de altibajos y de instantáneas, que se convierten indudablemente en nuestro diario vivir.  
 Cómo se disfruta de un libro cuando no se adivina la acción a seguir en el siguiente párrafo, cuando el siguiente giro de la historia no se advierte, y una vez leído sorprende hasta el punto de obligarnos a hacer un alto y preguntarnos, cómo lo hacen, cómo lo logran.
 Relato vital que nos lleva, no sólo a lo profundo de un océano, sino que nos remonta también a ese enorme mar que es el comportamiento humano, para revelarnos su fuerza, tenacidad,  voluntad, y su eterna lucha por dominar la grandeza y el poderío de la naturaleza. 
 Fragmento memorable.
 "Algunos pescadores más jóvenes, los que utilizaban boyas para los sedales y tenían botes a motor, comprados cuando los hígados de tiburón se pagaban a buen precio, lo llamaban el mar, en masculino. Y hablaban de él como un rival, o un lugar, o incluso un enemigo. Pero el viejo siempre se refería a él en femenino y como algo que concedía o rehusaba grandes favores y que si hacía cosas malvadas y violentas era por que no podía evitarlo. La luna le afectaba igual que a las mujeres, pensó".


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